
Para Pla, aquello le parecía una “collonada” y así se lo hizo saber a Dalí. Ya en la sobremesa, Pla volvió a insitir sobre el tema y le preguntó a Dalí quien era aquella joven. Dalí le dijo que no lo sabia, pero que tenía un culo, en forma de pera, precioso para pintar. Y sin mediar palabra, se abalanzó sobre la joven como si quisiera besarla, pero le cogió una cereza de la oreja de un mordisco.
Pla, atónito, le dijo: “Home, Salvadoret, fots unes collonades, a més tothom sap que ets un impotent de tota la vida!".
Dalí le respondió: "Pla, no t'emprenyis d'aquesta manera perqùe tothom sap de tú que ets el rei de les putes!"
Sin inmutarse, Pla le argumentó que de la misma forma que acudía a un zapatero para unos buenos zapatos acudía a las profesionales para un buen sexo.
Se rieron todos y continuaron hablando hasta el atardecer.
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